domingo, octubre 23, 2005

mmmmm Valparaíso

Estoy acá, prisionera del computador, planificando la clase de mañana...¡ESTOY CHATA!, por lo tanto tengo que pensar en algo que me relaje y me haga sentir más libre. Qué mejor que Valparaiso, la cuidad más entretenida, relajante, inspiradora que conozco. Ese aire a viejo, pero no de desgastado, sino un aire lleno de sabiduría porteña, lleno de sabor a vino tinto, lleno de pasión lujuriosa...cuidad revasante de inspiración creadora. Con mi pololo, nos preguntabamos por que tantos poetas en Chile y nos respondimos solos: ¡Con ésto, cómo no!

A ''LA SEBASTIANA''

(Pablo Neruda)

YO construí la casa.La hice primero de aire. Luego subí en el aire la bandera y la dejé colgadadel firmamento, de la estrella, de la claridad y de la oscuridad.
Cemento, hierro, vidrio, eran la fábula, valían más que el trigo y como el oro, había que buscar y que vender, y así llegó un camión:bajaron sacosy más sacos,la torre se agarró a la tierra dura-pero, no basta, dijo el constructor,falta cemento, vidrio, fierro, puertas-,y no dormí en la noche.
Pero crecía, crecían las ventanas y con poco, con pegarle al papel y trabajary arremeterle con rodilla y hombro iba a crecer hasta llegar a ser, hasta poder mirar por la ventana, y parecía que con tanto saco pudiera tener techo y subiría y se agarrara, al fin, de la bandera que aún colgaba del cielo sus colores.
Me dediqué a las puertas más baratas, a las que habían muertoy habían sido echadas de sus casas, puertas sin muro, rotas, amontonadas en demoliciones, puertas ya sin memoria, sin recuerdo de llave, y yo dije: "Venida mi, puertas perdidas:os daré casa y muro y mano que golpea, oscilaréis de nuevo abriendo el alma, custodiaréis el sueño de Matilde con vuestras alas que volaron tanto."
Entonces la pinturallegó también lamiendo las paredes, las vistió de celeste y de rosado para que se pusieran a bailar. Así la torre baila, cantan las escaleras y las puertas, sube la casa hasta tocar el mástil, pero falta dinero:faltan clavos, faltan aldabas, cerraduras, mármol. Sin embargo, la casa sigue subiendo y algo pasa, un latido circula en sus arterias:es tal vez un serrucho que navega como un pez en el agua de los sueñoso un martillo que pica como alevoso cóndor carpintero las tablas del pinar que pisaremos.
Algo pasa y la vida continúa.
La casa crece y habla, se sostiene en sus pies, tiene ropa colgada en un andamio, y como por el mar la primavera nadando como náyade marina besa la arena de Valparaíso,
ya no pensemos más: ésta es la casa:
ya todo lo que falta será azul,
lo que ya necesita es florecer.
Y eso es trabajo de la primavera.

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